Lo nuevo es lo olvidado,
hadas con la varita rota,
y los ojos forzados.
Ya habías vivido el encierro.
Aquellos días desesperados
en los que renunciaste a salir
más bien por cobardía,
para intentar parar el calendario.
Ahora te quejas de no poder huir
cuando antes podías y no lo hacías,
y hablas de querer besar y abrazar
cuando hace un mes
despreciabas mi contacto y mi saliva.
Ahora tienes los ojos rojos y el alma seca
La soledad pegada en la garganta.
Las hadas se marcharon
cuando les diste un manotazo
porque pensabas que no te hacían falta.
No querías amor y ahora lo añoras.
Buscabas la noche y estar solo,
y ahora dices vivir cegado en su penumbra.
Tú elegiste el silencio, el adiós y el olvido
y me arrojaste de tu lado como quien se sacude el polvo
o las hojas de un árbol caído.
Quisiste el encierro con la boca pequeña
y sordos tus oídos, como un héroe en la desesperanza;
y ahora reniegas de él como abanderado
de una razón que te consume y te amenaza.
No te quejes, no es algo nuevo.
Tú lo pediste, y en venganza,
tu deseo fue concedido
como en el juego de aquel barco:
Tocado.
Hundido.
como en el juego de aquel barco:
Tocado.
Hundido.