sábado, 17 de enero de 2015

De hielo












De hielo
Déjame traerte a mi palacio de hielo.
Déjame quemarte con  mis helados dedos
Quiero guiarte a mi  luna , a mi infierno y a mi cielo.

Toco mi corazón, siento que sigue frío
Y sigue tiritando en la soledad de enero.

Quisiera quemar mis ilusiones
Y fundir mis sueños,
para que algún día el hielo fuera olvido...
Y tu presencia, mi luz, mi fuego.

Te vas y las velas se marchitan
El hielo aparece silencioso,
y el vapor y el frío en tu sitio:
la soledad es lluvia helada, es miedo misterioso.

Quiero que me ayudes a olvidar
Necesito no temer lo que siento,
ni temer lo que puedas sentir por mí.
Necesito creer que puedo amar y ser amada,
aunque la tristeza, secuestre mi aliento.

Ayúdame a pensar que algún día,
cuando el tiempo nos conceda algún regalo,
me ayudarás a escapar de este palacio
¡poder escapar! 
de la soledad, del vacío, de la oscuridad, del caos…
y que  no se apagará jamás
la luz que siempre surge … cuando nos miramos.

Pasa el tiempo robado.
Sigo sintiéndome perdida en este palacio nevado.

domingo, 11 de enero de 2015

cinco dedos

El día en el que conocí a Augusto, me encontraba mirando mis manos, aburrida, en el tranvía.
No me di cuenta de que se sentó a mi lado, justo al levantarse una señora mayor envuelta en un abrigo de pieles.
Como si me conociese de toda la vida, me dijo:
–¿Sabes por qué tenemos 5 dedos en las manos?
Yo me volví extrañada ante aquella voz que interrumpía mi universo de pensamientos. Tropecé con sus inmensos ojos y dudé de que estuviera hablando conmigo.
–¡No sé!–respondí sorprendida.
–Porque los 5 dedos corresponden a los 5 días de trabajo de la semana. El sábado y el domingo, son los días libres para no rendir cuentas a nadie.
Y añadió con confianza y una enorme sonrisa:
–¡Hoy es sábado y son las 13:13h! ¿Un vermut?
–¡Claro!
Y me marché con él para que me explicara todos los porqués que siempre me preguntaba y nadie sabía resolver.

miércoles, 7 de enero de 2015

¡Ay!

–¡Ay! ¡Te me has metido en un ojo!¡Mire donde mire,te veo sólo a ti!

–¿Te duele?

–¡No!¡No dueles!, con tus cosquillas sólo me haces sonreír.