No ha sido una tarde
fácil.
La cortina de
lágrimas, no me dejaba oírte.
Quería explicarte. Tú sólo mostrabas enfado.
Quería explicarte. Tú sólo mostrabas enfado.
Quería decirte el
porqué de mi dolor.
La cortina de humo de
tus ojos, no te dejaba oírme.
Quería hablarte. Tú sólo
mostrabas enfado.
Y pasaban los
minutos, yo hablando de mi amor.
De querer fundir la
vida en dos.
Y tú, gélido y duro
como el hierro.
Mi pena se hundió en
el abismo.
No querías que
viviésemos unidos.
Y tú, seco y
distante.
Y yo, intentando
odiarte.
Quizás
mi pecado sea amarte.
No
recuerdo el motivo del desencuentro.
Sólo
que tú dejaste de ser tú,
y el
mar arrastró el encantamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario