Esperando

– Ahora no. En cualquier momento.

– ¿Cuándo?

– No lo sé. Espera.

– ¿Espera? Siempre esperando, siempre esperando.

Esperando turno, esperando la noche, esperando el final de mes,

esperando el final del día, esperando el fallo del jurado,

esperando el final del partido, esperando que venga el otoño,

esperando una estrella fugaz, esperando el tranvía,

esperando que se hornee la comida, esperando el día más hermoso,

Esperando. Se me agota la paciencia.

Verano

Es verano. El tiempo se ha parado.
El sol abrasa las briznas de hierba.
Su sombra alargada, refresca las horas.
Sus rayos reinan sin piedad.
Las abejas juegan al escondite.
El mar se exhibe con fuerza y con calma.
Es tiempo de melón y de sandía,
de tirantes y abanicos,
de siestas calurosas y noches largas.
Es tiempo de amarte.
El amor, nunca cierra por vacaciones.

Tus ojos

Tus ojos tienen vida propia:

ríen, aman, lloran, besan.

Avivan mi corazón cuando los veo alegres.

Me inundan de dolor cuando los veo tristes.

Me dan la vida o me la quitan,

me apasionan o me duelen,
me hunden o me enloquecen,

pero siempre, siempre me fascinan.

Durmiendo en la playa

Quisiera dormir en la playa
y esparcir mis cabellos por la arena.
Sentir el vaivén de las olas,
y la caricia de la espuma en mis venas.
Quisiera que el mar me arropara,
y velara por mí bajo la luna llena.
Quisiera despertar de madrugada
y no ocultar que soy una sirena.

Capricho

Capricho

Quiero que me regales
un carmín de besos,
un collar de risas,
un foulard de abrazos,
un frasco de caricias,
una cajita de sueños,
un libro de aventuras,
un viaje a la luna,
un amanecer en Suances,
un baño a oscuras.

Olas de mar

La vida es así, como una ola de mar.
Te parece que la has encontrado.
Por fin la gran ola,
la felicidad, azul y brillante...
y la ola vuelve a romperse
y a desquebrajarse,
porque siempre ocurre igual.
La vida es siempre lo mismo.
La vida es como el mar.
Y yo no sé surfear.

Maldito móvil

No ha sido una tarde fácil.

La cortina de lágrimas, no me dejaba oírte.
Quería explicarte. Tú sólo mostrabas enfado.

Quería decirte el porqué de mi dolor.

La cortina de humo de tus ojos, no te dejaba oírme.

Quería hablarte. Tú sólo mostrabas enfado.

Y pasaban los minutos, yo hablando de mi amor.

De querer fundir la vida en dos.

Y tú, gélido y duro como el hierro.

Mi pena se hundió en el abismo.

No querías que viviésemos unidos.

Y tú, seco y distante.

Y yo, intentando odiarte.

Quizás mi pecado sea amarte.

No recuerdo el motivo del desencuentro.

Sólo que tú dejaste de ser tú,

y el mar arrastró el encantamiento.